S Ímbolo Colocar En Medio De Las Hermanas

* s ímbolo: colocar en medio de las hermanas, de forma visible a todas, una sábana blanca con un foco de luz incidiendo

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S ímbolo: Colocar en medio de las hermanas, de forma
visible a todas, una sábana blanca con un foco de luz incidiendo
sobre ella. La idea es contemplar y dejarnos llenar de esa
blancura y luminosidad que simbolizan el sepulcro vacío y al mismo
tiempo el resplandor misterioso del Resucitado.
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Monición Ambiental: Somos invitadas hoy a celebrar nuestra fe en
Cristo muerto y resucitado. El misterio pascual es, como sabemos,
el centro y razón de ser de la fe cristiana.
Como dice S. Pablo, “si Cristo no ha resucitado, vana es nuestra
predicación y es vana también nuestra fe”. (1 Cor 15,14) ¿De qué nos
serviría, entonces entregar toda nuestra vida, consagrarnos a Dios?
Si no creemos real y efectivamente en esta verdad de nuestra fe, la
vocación no tiene sentido, la contemplación no tiene sentido, la
llamada a ser madres fecundas que engendren hijos para la eternidad no
tiene sentido…
Pero no. Sabemos que no es así. Experimentamos en lo concreto de la
vida diaria rasgos de infinitud; aunque de lejos, saboreamos trocitos
de inmortalidad.
E l Esposo a quien nos hemos entregado es el Redentor. Nos
desposamos con aquel mismo Jesús que fue crucificado, muerto y que
redimió la humanidad, resucitando al tercer día. No estamos desposadas
con un muerto, no somos viudas, sino novias, vírgenes alegres,
escogidas por el Rey de los reyes para vivir con Él en íntima y
fecunda unión.
Guardemos en el corazón los destellos de vida eterna que vayamos
encontrando. Contemplemos dentro de nosotras la sábana dejada por
Jesús. Esta sábana que envolvió a Su Cuerpo, que lo tocó, el único
testigo de Su Resurrección. Reflexionemos hoy cuál o cuáles son las
“sábanas” que vemos en nuestra vida, las huellas de Eternidad, el
perfume que el Amado deja al pasar.
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Canto: Acuérdate de Jesucristo (Cantoral litúrgico nacional)
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Lectura del Evangelio (Juan 20, 1-8)
El primer día de la semana, muy de mañana, cuando todavía estaba
oscuro, María Magdalena fue al sepulcro y vio que habían quitado la
piedra que cubría la entrada. Así que fue corriendo a ver a Simón
Pedro y al otro discípulo, a quien Jesús amaba, y les dijo: — ¡Se han
llevado del sepulcro al Señor, y no sabemos dónde lo han puesto! Pedro
y el otro discípulo se dirigieron entonces al sepulcro. Ambos fueron
corriendo, pero como el otro discípulo corría más aprisa que Pedro,
llegó primero al sepulcro. Inclinándose, se asomó y vio allí las
vendas, pero no entró. Tras él llegó Simón Pedro, y entró en el
sepulcro. Vio allí las vendas y el sudario que había cubierto la
cabeza de Jesús, aunque el sudario no estaba con las vendas sino
enrollado en un lugar aparte. En ese momento entró también el otro
discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; y vio y creyó.
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Lectura del Catecismo de la Iglesia Católica
654. Hay un doble aspecto en el misterio Pascual: por su muerte nos
libera del pecado, por su Resurrección nos abre el acceso a una nueva
vida. Esta es, en primer lugar, la justificación que nos devuelve a la
gracia de Dios (Cf. Rm 4, 25) "a fin de que, al igual que Cristo fue
resucitado de entre los muertos... así también nosotros vivamos una
nueva vida" (Rm 6, 4). Consiste en la victoria sobre la muerte y el
pecado y en la nueva participación en la gracia (Cf. Ef 2, 4-5; 1P 1,
3). Realiza la adopción filial porque los hombres se convierten en
hermanos de Cristo, como Jesús mismo llama a sus discípulos después de
su Resurrección: "Id, avisad a mis hermanos" (Mt 28, 10; Jn 20, 17).
Hermanos no por naturaleza, sino por don de la gracia, porque esta
filiación adoptiva confiere una participación real en la vida del Hijo
único, la que ha revelado plenamente en su Resurrección.
656 La fe en la Resurrección tiene por objeto un acontecimiento a la
vez históricamente atestiguado por los discípulos que se encontraron
realmente con el Resucitado, y misteriosamente trascendente en cuanto
entrada de la humanidad de Cristo en la gloria de Dios.
657 El sepulcro vacío y las vendas en el suelo significan por sí
mismas que el cuerpo de Cristo ha escapado por el poder de Dios de las
ataduras de la muerte y de la corrupción. Preparan a los discípulos
para su encuentro con el Resucitado.
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Reflexión en silencio
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Canto de Respuesta: Tu cuerpo es preciosa lámpara( R. Mª Riera)
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Para reflexionar:
1.
Cristo antes de resucitar, pasó por la cruz y la muerte. ¿Cómo veo
yo mi cruz, como peso y agobio o como medio de acercarme a Jesús,
como paso a la gloria ya aquí en esta tierra?
2.
¿Creo verdaderamente que la muerte no tiene la última palabra?
¿Mis actitudes y gestos lo reflejan?
3.
Nuestra forma de vida Concepcionista está llamada a ser signo
escatológico, señal de vida eterna. ¿Procuro vivir desde la
perspectiva de la eternidad?
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Preces espontáneas
Oremos con alegría a Cristo, nuestra Pascua, que murió y resucitó de
entre los muertos por nuestro amor y digámosle:
Cristo, Nuestro Redentor, vivo para siempre en medio de nosotras,
escucha nuestra oración.
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Oración final: Señor Jesús, Tú que has vencido a la muerte,
ayúdanos a no olvidar que nada puede quitarnos la alegría, porque
Tú estás vivo a nuestro lado durante todos los días de nuestra
vida. Danos la valentía necesaria para proclamar al mundo, desde
nuestra radicalidad y autenticidad de vida, que estás Resucitado.
Que María, la Madre sufriente al pie de la cruz y gozosa con la
Nueva de la Resurrección, interceda por nosotras. Amen.
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Canto final a María : Esperando con María o Alégrate y goza (R. Mª
Riera)
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