decisiones transcendentales. el viaje de la vida… por: ludys maría tomalá caiza ----------------------------- al culminar sus
Decisiones transcendentales. El viaje de la vida…
Por: Ludys María Tomalá Caiza
-----------------------------
Al culminar sus vacaciones, Erick Méndez de 18 años, joven sordo,
recibe la visita del programa de inclusión laboral de personas con
discapacidad, quienes impresionados por su curriculum, le ofrecen un
trabajo a tiempo completo con todos los beneficios de ley.
Erick exclamó “¡trabajo si me gusta!”; él dijo en su interior “ahora
podré tener dinero, quiero ahorrar para seguir la universidad, lograré
comprar las cosas que quiero, podré viajar en mis vacaciones y sobre
todo por fin podré ayudar a mi madre (abuela)”.
La mente de Erick vuela por un instante, casi no puede distinguir lo
real de lo irreal y duda si estaba despierto o soñando; se da cuenta
de la realidad en el momento en que su madre América responde al
funcionario ¡Noooo, tiempo completo no no puede!
América explica “está bien que mi hijo quiera mejorar su situación
económica y sé que también le motiva el deseo de apoyarme”. Erick
impresionado y en silencio observa aquella escena. Su madre confirma
su resolución “No es que la oferta no sea agradable, pero no puedo
cortarles las alas a mi hijo. Ahora que está estudiando y está cerca
de alcanzar su meta de graduarse. Me imagino verlo pronto llegar a ser
un profesional, por ello no es conveniente ahora un trabajo de tiempo
completo”.
Erick entiende la actitud de su madre; pues recuerda los cinco años
anteriores cuando terminó sus estudios primarios. En el año 2009,
juntos con seis compañeros estaban todos preocupados, porque en aquel
entonces no existía el programa de inclusión educativa para personas
con discapacidad en un colegio regular; razón por lo cual no los
aceptaban como estudiante en ninguna institución.
Sin embargo, su madre junto con las otras seis familias no se
rindieron. Solicitaron la ayuda de una intérprete que ya conocían y
realizaron varias gestiones, entre ellas acudir a la dirección de
estudio, donde el jefe de educación especial sugirió que recurrieran
al Colegio Atahualpa, pues dicha Institución tenia la disposición de
acoger a dichos estudiantes por orden de la autoridad del colegio.
Erick hoy reboza de felicidad porque sus manos nunca se detuvieron y
ha continuado estudiando. América al ver que su hijo de crianza se
siente muy emocionada porque le encanta los estudios y lo sabe
aprovechar, porque esto hace que la vida de ambos tenga propósitos.
América dice a los funcionarios que les ofrecieron trabajo “Erick mi
hijo necesita un trabajo, pero de medio tiempo, cuando halla uno, no
duden en comunicarnos”.
Erick se siente agradecido de su madre por iluminarlo en el viaje de
la vida. Erick ve cada día como una nueva oportunidad de aprender.
Cada día se levanta a las 5am. Desayuna, luego empieza a alistarse
para ir a su segundo hogar “el colegio Atahualpa” de la ciudad de
Machala en donde le esperan sus amigos y sus profesores, así continua
preparándose para el futuro.







