acceso 19 oct 2006 10:56 2/2 los precios del petróleo y la economía mundial guillermo de la dehesa, presidente del cepr, centre for econo
acceso 19 Oct 2006 10:56 2/2
LOS PRECIOS DEL PETRÓLEO Y LA ECONOMÍA MUNDIAL
Guillermo de la Dehesa, Presidente del CEPR, Centre for Economic
Policy Research
Tras una década de relativa tranquilidad en la evolución de los
precios del petróleo, en los últimos tres años hemos experimentado un
nuevo “choque” petrolífero, no tan fuerte ni rápido como fueron los de
1973-74 y de 1979-80, pero que podría llegar a ser más duradero que
aquellos. Hemos pasado sucesivamente dos escalones en el precio, el
primero en 2002, en el que el precio promedio del barril de Brent fue
de 25 dólares, tras haber estado en los años anteriores a 19 dólares
de media, y el segundo en 2004, en el que el precio medio del año se
estima que alcanzará 40 dólares. Es decir, una subida de 6 dólares
primero y otra posterior de 15 dólares en un período relativamente
corto. El Fondo Monetario Internacional calcula que por cada 10
dólares que sube el barril de crudo, el crecimiento mundial se reduce
en un 0,6% al año. En este caso estamos hablando de un aumento de 21
dólares, lo que podría suponer una caída del crecimiento de la
economía mundial de más de un punto porcentual al año.
Esta es la principal razón por la que el FMI haya tenido que reducir
las expectativas de crecimiento, una semana después de que saliese
publicado su “World Economic Outlook”, antes de su reunión anual en
Washington a primeros de Octubre, especie de “biblia” de las
estimaciones del crecimiento de los países, tuvo que sacar una nota
rebajando el crecimiento mundial para 2005 en 0,8%, el de Estados
Unidos en 1,3% y el de la Zona Euro en 0,4%. De acuerdo con el FMI, la
economía de la Zona Euro crecería un 2% este año y un 1,9% en 2005 y
la española crecería este año un 2,6% y el año que viene un 2,8%. La
reducción del crecimiento del Área Euro es menor y deriva de que
ventaja que tiene la Zona Euro sobre otros países es que su moneda, el
euro, se ha apreciado en el mismo período un 30% respecto al dólar,
con lo que el impacto sobre su crecimiento es menor que en otras
zonas.
El problema de las subidas bruscas del precio del petróleo es que
provocan, al mismo tiempo, una caída del PIB y un aumento de la
inflación, es decir, una “estanflación” o estancamiento con inflación,
como ya ocurrió en anteriores choques. En el caso actual, sin embargo,
el impacto sobre el crecimiento va a ser mayor que sobre los precios,
ya que ha cogido a la economía europea en una incipiente y tímida
recuperación, con un euro apreciado, con lo que hay poca presión sobre
los precios al consumo, que se están beneficiando además de bajos
precios de las manufacturas asiáticas y de ciertos productos agrícolas
europeos y, por lo tanto, el Banco Central Europeo debería estar más
preocupado por el la falta de recuperación que por los índices de
precios al consumo, por lo que debería de terminar elevando, más tarde
y más lentamente, los tipos de interés de referencia de lo que tendría
programado.
Las causas de las subidas de los precios del petróleo son de dos
tipos. En primer lugar, las derivadas de una serie de problemas
políticos, religiosos, étnicos y militares, todos ellos de carácter
temporal, como son los que están afectando a la oferta de Irak,
Venezuela, Nigeria y Rusia, así como otros derivados de los huracanes
en el Caribe. En segundo lugar, las derivadas de la fuerte demanda de
crudos, pero sobre todo de productos ligeros, como gasolinas y naftas,
que son consecuencia del mayor crecimiento de los grandes países
emergentes de Asia y algunos de Latinoamérica, donde el número de
automóviles, de camiones e incluso de aviones ha aumentado de forma
espectacular. China tiene ya 200 millones de coches en circulación,
más que EEUU; Brasil tiene 75 millones y Rusia e India 60 millones
cada uno, más que Japón y muchos más que Alemania o Francia. En tercer
lugar, es el resultado de que, durante la década de bajos precios
relativos del petróleo, entre 1992 y 2001, ha habido poca inversión en
transporte, refino y distribución, por falta de rentabilidad relativa
respecto a otras inversiones, con lo que hoy la oferta de estos
productos ligeros no puede hacer frente a su creciente demanda.
Esta escasez de oferta de productos ligeros hace que, aunque los
precios de los crudos puedan ceder, a medio plazo, si se solucionan
los conflictos señalados anteriormente, los de los productos ligeros
podrían mantenerse elevados durante varios años, hasta que la nueva
inversión en transporte y refino permita aumentar su producción y
distribución. En cuarto lugar, existe otra causa de mayor plazo
respecto al mantenimiento de un precio elevado de las gasolinas.
Mientras que en la producción eléctrica se están ensayando, con cierto
éxito los ciclos combinados más limpios y algunas energías primarias
alternativas a las tradicionales basadas en el viento, la geotermia,
el sol o la biomasa, con lo que el petróleo tiene un peso decreciente
como energía primaria. Por el contrario, en los medios de transporte
no se ha avanzado mucho en la producción de prototipos para sustituir
a los motores de gasolina y gas por otros eléctricos, mixtos o con
hidrógeno, por lo que es muy probable que pase una década hasta que
estos nuevos prototipos puedan llegar a ser comerciales.
Quizá por todo ello, es la primera vez que los precios a futuro del
petróleo se mantienen históricamente tan altos después de un choque.
En estos momentos dichos precios apuntan a 40 dólares dentro de un año
y a más de 30 dólares dentro de cinco años, es decir, todo indica que
el mundo puede llegar a sufrir una larga temporada de precios altos.
Es decir, de no equivocarse los mercados de futuros del petróleo, sus
elevados y persistentes precios reducirían el crecimiento mundial en
unas décimas los próximos años, lo que sería la incertidumbre de mayor
preocupación para la economía mundial en los próximos años.