paleoecología y evolución humana josé s carrión facultad de biología, universidad de murcia el hombre y su entorno físico se relaciona
PALEOECOLOGÍA Y EVOLUCIÓN HUMANA
José S Carrión
Facultad de Biología, Universidad de Murcia
El hombre y su entorno físico se relacionan en varios niveles de
espacio y tiempo. Muchos estudios coinciden en sugerir que existe por
ejemplo, una conexión entre los pautas iniciales de la evolución
humana y cultural en África y los cambios ambientales que tienen lugar
durante los últimos 6 millones de años. En particular, la aparición de
la industria denominada olduvayense y la diversificación interna de
los australopitecinos se relaciona con varios cambios climáticos que
tienen lugar en torno a 2,8 Ma. La aparición de Homo erectus-ergaster
y de su industria lítica asociada, el achelense, se correlaciona con
un cambio climático importante que acontece hace 1,7 millones de años
y que llega a provocar también una apertura de los bosques de régimen
monzónico.
En la misma línea, la expansión geográfica de Homo hacia Asia y Europa
tiene lugar en coincidencia cronológica con la extinción de
Paranthropus y justo después de otro importante cambio climático que
provocó la desertificación de amplias regiones en la sabana africana
así como la expansión de los matorrales en ecosistemas silváticos del
valle del Rift y Sudáfrica. Incluso se sospecha que los inicios de la
bipedestación pueden haber tenido alguna conexión con los cambios de
paisaje en el valle del Rift y en el Chad a consecuencia de cambios
climáticos condicionados tectónicamente justo después de 6 Ma. Así se
detalla en estudios sobre el hábitat de Sahelanthropus tchadensis en
7-6 Ma, Ardipithecus ramidus en 5,8-5,2 Ma, Australopithecus anamensis
en 4,2-3,9 Ma, Au. afarensis en 4-3 Ma, Au. bahrelghazali en 3,4-3 Ma,
Kenyanthropus platyops en 3,5-3,2 Ma, Au. garhi en 2,5 Ma y Homo
habilis en 2,3 Ma.
El hábitat de Australopithecus en comparación con el de Paranthropus
habría sido más forestal, mientras que Homo habría sido el primer
género realmente adaptado a espacios sabanoides o esteparios. En
general, todas las investigaciones sugieren que los primeros homínidos
se movieron en un amplísimo mosaico de paisajes, incluyendo sabanas
muy abiertas, pero también sabanas arboladas y ecosistemas silváticos
riparios y de borde de lago.
Los neandertales (Homo neanderthalensis) y nuestra propia especie (Homo
sapiens), no son ajenos a esta dinámica de influencias ambientales y
tanto los procesos de extinción como de supervivencia podrían tener un
condicionamiento exógeno mucho mayor de lo que se había pensado desde
una perspectiva darviniana.