KYOTO UN INTENTO MÁS El Derecho Que Todo Ser

kyoto, un intento más el derecho que todo ser humano tiene a la vida constituye uno de los derechos fundamentales, estando recogido en nume

KYOTO, UN INTENTO MÁS
El derecho que todo ser humano tiene a la vida constituye uno de los
derechos fundamentales, estando recogido en numerosas declaraciones
internacionales y en los propios ordenamientos jurídicos nacionales.
Una posible agrupación de los derechos abarcaría los de primera
generación, fundamentales (Derecho a la vida o a la libertad), de
segunda generación, económicos, sociales y culturales (Derecho al
trabajo, o a la vivienda), y de tercera generación, de solidaridad
(Derecho al desarrollo o a la paz). A pesar de que aún en la
actualidad desde muchas instancias se cuestiona la existencia de un
verdadero derecho al medio ambiente, la gran dependencia y estrecha
vinculación entre derecho a la vida y protección del medio ambiente se
pone de manifiesto desde el momento en que la degradación de éste
lleva aparejado riesgos para la salud e, incluso, pérdida de la vida.
En una sociedad donde la formación especializada prima sobre la
multidisciplinar, se hace necesario establecer una comunicación muy
fluida. Y es que la naturaleza compleja, intersectorial,
interdisciplinaria e internacional de los problemas, y por tanto de
las soluciones, en materia de protección medioambiental resultan
obstáculos en su avance. La carencia de estructuras institucionales,
el incumplimiento de compromisos adquiridos y la falta sensibilización
e información, refuerzan estos obstáculos.
En el año 1972 el Club de Roma publicó un alarmante informe sobre el
crecimiento de población, industrialización, contaminación,
agotamiento de recursos naturales y sus efectos interactivos, dando
lugar al primer debate internacional sobre Medio Ambiente. En él se
reconoció el derecho a gozar de condiciones de vida satisfactorias en
un ambiente que permita vivir con dignidad y bienestar. Esta
iniciativa fue decayendo, probablemente asociado a la recesión
económica. No cabe la menor duda de la relación biyectiva en el
binomio economía/medioambiente.
Seguramente en estos momentos goce de mayor popularidad la expresión
Protocolo de Kyoto que otras tales como Declaración de Estocolmo,
Protocolo de Montreal, Declaración de Río, Johannesburgo o Agenda 21.
¿Qué es el Protocolo de Kyoto?. Este documento fue presentado a la
comunidad internacional en el año 1997 siendo ratificado por 128
países, la gran mayoría de los firmantes, a excepción de EE.UU. En sí
no es más que la constatación de la necesidad de poner freno a una
situación que según ciertas previsiones nos puede conducir a una
irreversible degradación de los recursos naturales. Kyoto surge a raíz
de las Conferencias e informes presentados a partir de los años 70 del
pasado siglo y más concretamente del Protocolo de Montreal en 1985.
¿Qué puede aportar Kyoto al derecho a disponer de un medio ambiente
saludable?. Kyoto indica que para alcanzar metas de desarrollo
sostenible los países adoptarán medidas destinadas a: limitar las
emisiones de gases efecto invernadero; desarrollar y fomentar fuentes
energéticas renovables y promocionar prácticas sostenibles de gestión.
El Protocolo de Kyoto, auspiciado por la ONU en su convenio sobre
Cambio Climático, tiene como objetivo que los países industrializados
reduzcan sus emisiones un 8% por debajo del volumen de 1990. En vigor
desde el 16 de Febrero de este año, más de 12.000 plantas industriales
deben reducir sus emisiones para ajustarse a las establecidas (cuota
de emisión) y, en caso de que no ocurra así, se establecen mecanismos
destinados ajustarlas a la cuota que les haya sido asignada. Para
amortiguar el impacto económico del Protocolo, la Unión Europea aprobó
la creación de un mercado de emisiones comunitario como entrenamiento
para el mercado internacional que se abrirá en 2008. El comercio de
los derechos de emisión funcionará de modo similar al mercado de
futuros, permitirá a las empresas superar sus cuotas de emisión
siempre y cuando encuentren a otras que no las apuren y les vendan sus
derechos sobrantes. El precio por tonelada fluctuará en función de la
demanda y la oferta, entre los 5 y los 35 euros, según estimaciones de
la UE. El sentido de esta disposición es que así como el medio
ambiente no posee fronteras, las actuaciones para su protección deben
tener una consideración global, puesto que las emisiones van a parar
al mismo lugar, nuestra atmósfera. Medidas sancionadoras como último
recurso. Si la sanción económica es inferior al coste del
cumplimiento, con toda seguridad este nunca se cumplirá, ejemplos muy
variados nos encontramos casi a diario. En el mercado de emisiones si
resulta más económico comprar derechos que invertir en minorar las
emisiones, indudablemente nunca se reducirán. Estudios oficiales de la
UE, pero también de Estados Unidos, China o India, demuestran que el
impacto económico de la no actuación sería, a largo plazo, mucho mayor
que el derivado de la aplicación de las medidas propuestas.
¿Porqué Kyoto?. La atmósfera está formada por varias capas, de las
cuales las más próximas a la superficie terrestre (Troposfera y
Estratosfera), por composición y procesos que se producen, son
indispensables para el mantenimiento de la vida. La capa más próxima a
nosotros, troposfera, es la responsable de las condiciones climáticas.
En la estratosfera se absorbe, por el ozono, las radiaciones
ultravioletas.
El clima está gobernado por la radiación procedente del Sol. Esta
energía es capturada por la superficie terrestre y reflejada el
exterior. Para establecer un equilibrio energético, la Tierra debe
emitir tanta energía como la que absorbe. La atmósfera no absorbe la
radiación solar y sí la emitida por la Tierra. Este fenómeno provoca
su calentamiento, los agentes que lo producen son "gases de efecto
invernadero", gran parte de estos (vapor de agua, dióxido de carbono,
monóxido de nitrógeno, metano, ozono, óxido nitroso, etc.) son
componentes naturales de la atmósfera. El efecto invernadero es un
fenómeno natural y gracias a él es posible la vida en la Tierra. No
obstante las actividades humanas también generan esos gases. La
diferencia fundamental entre los cambios climáticos por causas
naturales y la evolución actual del sistema climático está en la
velocidad a la que se producen las alteraciones. El principal gas
causante del efecto invernadero es el CO2 su concentración se ha
incrementado, según estudios recientes, en más de un 30% desde la
revolución industrial, aumentando anualmente en unas 3,3 Pg (1 Pg son
mil millones de toneladas). Además de gases existen partículas que se
retienen en la atmósfera y son transportadas a largas distancias,
incrementándose el efecto invernadero. Anualmente son incorporadas 100
Pg de partículas. Los fenómenos responsables del aumento de su
concentración son la combustión de carbón y derivados del petróleo,
cenizas y erosión.
La gestión del medio ambiente es básica para garantizar la viabilidad
a largo plazo del capital social y económico, las tendencias
demográficas y socio-económicas están contribuyendo a una mayor
exposición a daños. A pesar de la reciente reducción de las emisiones,
un 45% de la población europea residente en las ciudades está expuesta
a concentraciones de partículas superiores al umbral máximo y hasta un
30% a concentraciones de ozono por encima de los niveles establecidos.
La inhalación de ozono y partículas provoca graves efectos en la
salud, resultando ser más sensibles los niños, personas asmáticas,
ancianos e individuos que hacen ejercicio al aire libre. De entre las
propuestas a debate en el marco del Programa “Aire limpio para
Europa”, se pretende elevar los niveles de protección como objetivo
para 2020. Se prevé que el clima siga cambiando durante los próximos
cien años. En Europa la temperatura media ha crecido y se prevé que
aumente 6 °C para 2100; el nivel del mar ha aumentado 0.2 m durante el
siglo pasado, y se prevé que continúe; todas las regiones glaciares de
Europa salvo una están en retroceso; el número de catástrofes
naturales anuales relacionadas con el clima se duplicó en la década de
1990 en comparación con la anterior, se estima que tres cuartos de las
pérdidas económicas causadas por sucesos catastróficos están
relacionados con el clima. Cuatro de los cinco años en los que se
registraron las mayores pérdidas económicas son posteriores a 1997.
Toda actuación queda marcada por un impacto, ya sea positivo o
negativo. Los programas destinados a educación y sensibilización
medioambiental debe incrementarse, en cantidad y calidad, para crear
una conciencia de respeto hacia nuestro común; aire, agua, suelo, en
definitiva nuestra Tierra. Y ciertamente no somos conscientes del
coste medioambiental. ¿Nos planteamos cuanto cuesta, en términos
medioambientales, una hoja de papel, una bolsa de plástico, un CD, un
litro de combustible, agua, leche o un Kg. de pescado, carne,
verdura?.
No debe producirnos sorpresa, desde hace más de 30 años se vienen
presentando iniciativas y trabajando para lograr un compromiso con
nuestro medio ambiente que nos permita continuar las actividades y
encarar un desarrollo marcado por la sostenibilidad del sistema.
Lovelock (autor de la teoría de Gaia, que compara la Tierra como un
organismo) indica que para que todos disfrutemos de un estado de
bienestar equiparable al que poseen los países desarrollados, de la
forma en que actualmente se consigue, se necesitaría tres Tierras. Los
compromisos contraídos en Kyoto, al igual que en el resto de
Conferencias y Protocolos, son más intentos para proporcionarnos un
entorno en el que la calidad de vida, nuestra y futura, se mantenga e
incremente sin merma del desarrollo social y económico, una aportación
más, una apuesta por el futuro de nuestras generaciones venideras.
Volutad, empeño, esfuerzo, son valores a invertir en Medio Ambiente, y
esto es invertir en futuro. Es acercarse a la sabiduría Masai “no
hemos heredado la tierra de nuestros padres, sino que se la hemos
pedido prestada a nuestros hijos”.
Luis Fernández Pozo
Profesor Titular de Edafología y Química Agrícola
Director de la Oficina Universitaria de Medio Ambiente
Universidad de Extremadura